La señora levantó su vista sobre sus anteojos, dejó el bordado un segundo, miró a su hija … envuelta en llanto, y le dijo.
Tu piel y toda la belleza que encierra
duerme desnuda, esta noche
entre las sábanas de mi madriguera.
Nuestras divinas y archiqueridas madres amorosas siempre buscan que nosotros, sus hijos, en nuestra más tierna infancia y adolescencia, seamos buenos, obedientes y disciplinados y sobre todo nos protegen de toda situación para así evitar que no suframos … a veces se les pasa un “poquitititito la mano”
Por obra, gracia y dedos cuicos de algún operador del FedEx Field en Washington, Zas ! nos cambiaron la nacionalidad !
“Ahhhhh noooo!” – ya escucho las quejas desde el otro lado de este blog – “futbol, futbol, otra vez, primer post del año y otra vez escribiendo de futbol !”
Observaba esos cuadernos,
Observaba esas palabras ...