Harto, yo que nada tuve nunca
Y sin embargo pretendo tenerlo todo siempre
parece que perdí algo
Hace poco rescaté de la basura una vieja y querida Léxicon 80 flamante y pesada. Llena de pedazos de lechuga, orines de perro y cubrebocas usados.
En la Antigua Roma, tu nacimiento determinaba tu destino. Los hijos de la clase dominante ascendieron de rango para convertirse en cónsules, senadores y emperadores.
—Estamos aquí reunidos para celebrar la… nuestro…
—“Cuarto” (susurró el vicepresidente).
—Sí, nuestro cuarto, eso, eh, nuestro cuarto… eh…
En la sala se sintió un silencio incómodo.
Una nueva entrega de aforismos del profesor Isidro Cañenguez, ha llegado a mis manos, el Profe (el bueno, no el otro) que me enseñó Filosofía e Historia en Bachillerato, ha publicado otros posts en este blog y nos aconsejaba sobre la vida en los entretiempos de los partidos de fútbol, me hizo llegar sus manuscritos.
Algunos, muy interesantes, todos, aplicados a sobrevivir en estos convulsionados días en que los políticos nos meten – una vez más – la mano en la bolsa:
“Me deprimo, primo …” me balbuceaste al cel, y yo que soy tu primo, tu amigo, vine tan pronto como pude. Calma, Alma.