


Cuando moría el siglo pasado, exactamente en 1997, tuve conciencia de que los computadores habían llegado para quedarse. Supe también que la nueva tecnología me costaba un mundo (por no decir otra palabra), pero era mi trabajo, así que contraté un informático para que me guiara.

La señorita se llamaba Amanda, tenía el pelo largo y recogido en una cola de caballo. Llevaba una mochila pequeña en la espalda. Pasó llorando por el andén izquierdo de la estación del metro, y de las diecisiete personas que cruzó en el camino, doce la escucharon llorar claramente, porque no era un llanto contenido; era un desahogo ... desgarrador.

Querido Baldomero:
Perdóname si no te he escrito antes, pero debo de serte sincero, no he tenido mucho ánimo de tomar el lapicero, ya sabés que escribir con las patas cuesta, aunque hay muchos que han hecho de la escritura de esa manera su forma de vida, se llaman troles y escriben con las “patas” no con el cerebro, pero ese no es el tema …

Un encuentro contigo,
más que una aventura,
un encuentro casual ...

Simón Bolívar, el caraqueño/americano que quiso hacer de la América nuestra un gran país … nuestro, escribía al General Pedro Briceño Méndez “para trabajar por la paz y la unidad en Venezuela, es importante proteger a los amigos sin ofender a los enemigos” … tal vez lo más parecido a un concepto de paz en nuestra América Latina, aunque la frase data de 1827, casi dos siglos atrás.

Este nuestro mundo avanza a ritmo cada vez más acelerado, el desafío de adaptarnos aumenta y las consecuencias de nuestra resistencia al cambio producen desastres …el mundo se reinventa, en nuestro país parece que no nos damos cuenta …