
Mi amigo “la nutria” estaba un poquitín borracho, habíamos empezado a tomar desde que llegamos a Las Vegas, Nevada, hacía 2 horas atrás. La emoción de estar en esta ciudad nos había desbordado, era el sueño hecho realidad.



Pitágoras Thompson, quien la noche anterior se había ido a dormir, millonario y prolífico, rebosante de salud y joven, altanero y soberbio, amaneció casi en la indigencia, la mañana siguiente.

Por amor de Dios, pocos seres vivientes tienen una vida tan desgraciada como la nuestra, o sea me refiero a los balones de fútbol profesional (ah, que usted creía que no somos vivientes?), No. 5, que venimos a parar a las patadas en torneo burocráticos de cuarta categoría.

Cuando se abre el telón Alfredo y Bernal ya están en el centro de la escena, conversando sin mirarse. No tienen más de cinco años cada uno. Están en la caja de arena de un espacio público, un parque o plaza, rodeados de baldecitos, moldes y juguetes.
A pocos días de cumplir sus siete años de edad, Javi le pidió a sus padres, de regalo, lo que más le apasionaba en el mundo: un juego de magia.

Si Jesús volviera a casa, su casa, su tierra natal, el día de hoy, descubriría que su origen judío, torna compleja su posición.


No me vengan con garabatos! El tema del post del día de hoy no son las películas de terror, y sin embargo provoca escalofríos, sudores, sufrimiento, diversas congojas y, sobre todo... terminás hecho un estropajo .