Hace mucho tiempo, yo tenía una novia buena y hermosa. Me amaba con una devoción tal, que no pude resistir la tentación de ser malvado. Me solazaba en la traición, en el capricho, en la impuntualidad, en la mentira gratuita.

Mi amigo “la nutria” estaba un poquitín borracho, habíamos empezado a tomar desde que llegamos a Las Vegas, Nevada, hacía 2 horas atrás. La emoción de estar en esta ciudad nos había desbordado, era el sueño hecho realidad.



Pitágoras Thompson, quien la noche anterior se había ido a dormir, millonario y prolífico, rebosante de salud y joven, altanero y soberbio, amaneció casi en la indigencia, la mañana siguiente.

Por amor de Dios, pocos seres vivientes tienen una vida tan desgraciada como la nuestra, o sea me refiero a los balones de fútbol profesional (ah, que usted creía que no somos vivientes?), No. 5, que venimos a parar a las patadas en torneo burocráticos de cuarta categoría.

Cuando se abre el telón Alfredo y Bernal ya están en el centro de la escena, conversando sin mirarse. No tienen más de cinco años cada uno. Están en la caja de arena de un espacio público, un parque o plaza, rodeados de baldecitos, moldes y juguetes.
Dejémonos de ondas, si vemos las cosas, tal cual son, y si analizamos aún más, la situación de nuestro país, este efímero paso entre nacimiento y muerte, al cual llamamos vida, no es más que un buen mascón de fútbol.

"Fue la última vez que el Boquerón hizo erupción … esperamos, casi noventa años después, que nunca más vaya a suceder algo similar” (Don Julio Villeda (1901 – 1989)
Las palabras de Don Julio, siguen resonando en mi cabeza, hoy, un siglo después de la última erupción de nuestro volcán de San Salvador y más específicamente no ladera NorOccidental ..."Los Chinitos" de frente a Quezaltepeque.
Usted se preguntará … si soy tan buen ladrón, como es que estoy preso ?