Pitágoras Thompson, quien la noche anterior se había ido a dormir, millonario y prolífico, rebosante de salud y joven, altanero y soberbio, amaneció casi en la indigencia, la mañana siguiente.
Por amor de Dios, pocos seres vivientes tienen una vida tan desgraciada como la nuestra, o sea me refiero a los balones de fútbol profesional (ah, que usted creía que no somos vivientes?), No. 5, que venimos a parar a las patadas en torneo burocráticos de cuarta categoría.
Cuando se abre el telón Alfredo y Bernal ya están en el centro de la escena, conversando sin mirarse. No tienen más de cinco años cada uno. Están en la caja de arena de un espacio público, un parque o plaza, rodeados de baldecitos, moldes y juguetes.
A pocos días de cumplir sus siete años de edad, Javi le pidió a sus padres, de regalo, lo que más le apasionaba en el mundo: un juego de magia.
Antes llorábamos al pelar una cebolla, ahora lloramos al ver el precio que tenemos que pagar para comprarla.
Permítanme que les cuente, algo que me ocurrió de niño, en un San Salvador bisoño, pueblo chico, infierno grande, y que ha marcado mi vida a fuego.
Imaginen ustedes que el fútbol hubiera quedado exactamente igual, a como los ingleses, que se apropiaron del juego que practicaban los chinos, mientras construían su ferrocarril, lo reglamentaron en el Freemason´s Tavern el 26 de octubre de 1863 … se darían, hoy día, jugadas … inquietantes !
Alguna vez se han puesto a pensar en el tipo de cuentos que les contamos a nuestros hijos? Son los mismos que nos contaban nuestros padres a nosotros …