“Sacame de esto Chele, sacame – me dijo con su rostro ya desfigurado aquel amigo – sácame de esto y salvame, estoy podrido por dentro, tengo el cuerpo lleno del más letal de todos los venenos”.
El día comenzó con mucha brisa y pocos centros electorales abiertos, lento como pedo de tartamudo, y con el estoicismo que tenemos los salvadoreños desde siempre, desde aquellas épocas del PDC cuando votamos bajo las balas …
El último post político, antes del silencio electoral, así que miércoles 25 a partir de la medianoche, queda vedado leer este post. (Al fin ! Bendito seas …silencio electoral).
“Desperté horrorizado; sudor frío cubría mi frente, mis dientes castañeaban y mis extremidades se retorcían cuando, a la luz pálida de la luna, vi el horrible, el miserable monstruo que había creado.”
Antes de estas elecciones del 1 de marzo que se avecinan, todos sabíamos que nuestra democracia estaba en pañales … después de los debates, vemos que estábamos equivocados … todavía está desnuda.
Nuestros principales dictadorzuelos latinoamericanos fueron iletrados, bastante analfabetas, Leonidas Trujillo, Somozas varios, Pinochets, Goyo Alvarez, Stroessner, nuestro Maximiliano Hernández Martínez, Tiburcio Carías … Videlas, Galtieris y especies similares fueron criados en cuarteles y nunca en letras.
Digo .. y disculpe la confianza, se lo pregunto a usted a nivel de cherada, como amigo .. que no lo somos vaya, pero ya he escrito más de una vez en este blog, que se le respeta …
Inicios del “football” salvadoreño
El balón de futbol, de gajos y de cuero duro, vejiga de vaca o cerdo, a nuestro país, llegó al igual que al resto de Latinoamérica …rodando por las vías del ferrocarril.
Todavía los países del Sur de América convulsionaban, era la época del caudillismo, la pasión desplegada en los campos de batalla se trasladó a los campos de fútbol, con métodos por lo general menos violentos.
Cuando aquel infante fue enviado a la librería, a comprar útiles para sus tareas de escuela, en su pueblo natal de Benimanet, cerca de Valencia, España, quedo fascinado con un pequeño librito muy colorido, que tenía fotos y croquis de las obras del arquitecto Le Corbusier.