
Este nuestro mundo avanza a ritmo cada vez más acelerado, el desafío de adaptarnos aumenta y las consecuencias de nuestra resistencia al cambio producen desastres …el mundo se reinventa, en nuestro país parece que no nos damos cuenta …
No, no es que me haya equivocado de refrán, es simple, triste y contundente, en nuestro país el que a hierro mata… cuchillo de palo.
Se acabó el “no estoy para nadie”, “no me pasen llamadas”, “no estoy”, se acabó tu individualidad …
El principal obstáculo a vencer, para nosotros salvadoreños, si queremos realmente solucionar los problemas del país, es tan solo uno: la total falta de identidad.

Yo tenía 11 años, más o menos, vivía en Tegucigalpa, y me acababan de comprar unos tacos de fútbol horribles, con una franja naranja buscapleitos que cubría todos los laterales.
Éramos independientes, libres, tan libres que ni vestirnos necesitábamos, porque nadie había venido a decirnos que nuestras partes pudendas, eran nuestras vergüenzas ….

“Una sola muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística” (José Stalin)

Estos son los momentos en que los salvadoreños deberíamos serenarnos, apelar al sentido del humor y tomarnos la situación del país más relajados, sin desesperación, sin Los Chorros desesperantes, ni los tres carriles que nadie entiende, mientras los policías de tránsito y gestores se afanan dándole duro a los pulgares mientras WhatsAppean y se aplican un sonoro soplido de viento en los Del Granjero, mientras el tráfico está dado vueltas, puesto al revés.


Paradójicamente, el ciclo de dos años exactos de calvario para nuestro querido Club Deportivo Luis Ángel Firpo (grábense bien el nombre …)