A estas alturas, en el momento que esto se escribe, los hechos son innegables … y son los siguientes:
Para Rocío (también pudo haber sido Brisa, pero Rocío está mejor):
Lluvia tropical maldita y bendita, según la época y la óptica, palabras esdrújulas con poco en común.
A saber, si llueve lindo y parejo, sin exageraciones, los campos son una fiesta y un espantapájaros para la sequía nuestra de cada día. Si llueve poco y sin ganas es una maldición para la siembra y para el termostato, porque el vapor de agua que se condensa después, vuelve la ciudad irrespirable.
Más allá de Pataya Beach, tres kilómetros y medio dentro de la caverna de Tham Luang, donde los jugadores del “Wild Boars” (Jabalíes salvajes), celebraban sus victorias como algo cotidiano, casi a manera de ritual, el milagro hizo historia... pero todo el proceso, el heroísmo, nos deja enseñanzas ... igual que los 33 mineros de Chile ...
Desde el simple hecho de lavarse las manos antes y después de tratar a un paciente, esencial para personal médico hasta descubrir la circunferencia de la tierra y calcular su diámetro en el siglo V a.C … amén de ser mujer, estas cosas causaron que los que investigaron estos fenómenos y llegaron a descubrimientos, fueran tildados de dementes, y a veces … hasta murieran por sus ideas …