Desde el inicio de los tiempos, los seres humanos hemos ido “al baño”, incluso cuando “baño” significaba “allí, detrás de un piedra”. Si bien el proceso de evacuación no ha cambiado mucho (todavía cada dos por tres toca ir detrás de una piedra) a lo largo de los años, el proceso inmediatamente posterior (o sea la limpieza del excremento … que bonita palabra para dedicarle a alguien!) sí.

No cabe duda alguna que el detective Sherlock Holmes es uno de los personajes más importantes de la literatura. Pese a que su autor, el británico Arthur Conan Doyle, nunca escribiera la frase de “elemental, querido Watson”, quien más, quien menos, la ha escuchado alguna vez … es más hasta hemos parafraseado con la misma frase.

Así como arrevesados, transcurren los días en esta capital, y más arrevesados aun en el país entero, arrevesada también, es la propia historia capitalina, y para agregarle un puñado de frijoles más al caldo, las historia de sus festejos patronales …

Hace 50 y pocos años, al comenzar la década, vivíamos en un país próspero, aun inocente, manso y tranquilo aunque no lo sería por mucho tiempo más …

Cuando soviéticos y estadounidenses se dieron la mano en lo que quedaba de Berlín, en 1945, con Hitler muerto en su bunker y tal cual reza el dicho, “muerto el chucho, muerta la rabia”, era muy pero muy poco, lo que estos “aliados” podían hacer en un futuro con mentalidades políticas tan dispares.
Pues si …pero no se vaya a hacer de la idea que existió, que se yo, en nuestro país, o en alguno cercano, donde la consigna no es robar a los ricos para dar a los pobres …

“¿Que más pedir? Con tu amor,
mi rancho, un árbol, un perro,
y enfrente el cielo y el cerro
y el cafetalito en flor…” (Alfredo Espino “Un Rancho y un lucero”)
El famoso libro de Mary Shelley, no era conocido en esta parte cuscatleca del mundo, cuando una joven estudiante de ciencias, a la que no le dejaban ejercer medicina por aquello de la misoginia de la época (una mujer no puede ser profesional universitaria!), creó vida.
Existe un cuento lindo , de momentos pegados , a un deseo , a una dulce realidad que se acomodó en los rincones de mi piel , que el tiempo marco como tatuajes en recuerdos de arrebatados instantes donde fue un solo beso la llamarada de pasión , que nos hizo sentir más de lo esperado .

Resulta que esa mañana Aristóteles (si, el insigne filósofo) amaneció bastante huevón … no le dio la gana de ir a las clases de su maestro Platón, que escupía más al hablar que el diputado Gallegos y de remate le caía mal, tanto así que toda su filosofía terminó basándose en lo opuesto a lo que Platón enseñaba …