Hay una verdad irrefutable: la droga tiene un poder destructivo feroz. Es una bomba de fragmentación en el corazón de cualquier país. Es el peor veneno que puede circular por las venas abiertas de una sociedad.
De pequeño, era mi admiración, pero en la medida que iba creciendo, fui viendo y descubriendo ciertos detalles de este ratón orejón, que me fueron haciendo perderle
Cambian nuestros gobiernos cambian, y que poco cambia nuestro país.
Dizque cambian los sistemas económicos cambian, y que poco cambia nuestro bolsillo.
Todo comienza con la mala recomendación de un sastre, que como sastre era bueno, pero un de - sastre para las finanzas,
Lunes, primer día de la semana me levantó y por la ventana del cuarto del baño que da al patio, hay un árbol de almendro, un sonido me llamo la atención, pero es el viento que sopla contra él y este emite un sonido muy peculiar, también es el hábitat de varios pájaros que se posan en éste para dar sus cantos, ese día en particular un pájaro muy pequeño aspiraba con su larga lengua el néctar de unas flores que estaban en sus ramas, su aleteo eran tan intenso y rápido que los movimientos no se podían observar, fue tan espectacular que me dejó sorprendido, baje al comedor y le dije a mi esposa:
No dudé en ningún momento que fuera a ser así, que cuando Rizolli pitara el final de la final del Mundial, Alemania campeón y chau chau …íbamos a voltear nuestros ojos al mundo real.
Cuando el siglo anterior no era tan viejo, sino que era setentón nada mas, la amistad nos unía y eran años de sol y bicicletas y ser dueños del pasaje y del parque...
Esta es la carta de amor muy tierna, personal de un zapatero español, venido a nuestras tierras como fichaje estrella como volante ofensivo, gran número 10, que al final resultó un paquete (como todos) y sin trabajo ni pasaje de vuelta, se quedó con un changarro de venta y reparación de calzado en el Mercado …
De nada me sirve esta noche saber que
hay derroche
de ovnis sobre Moscú
Augusto nació bajo el nombre de Cayo Octavius Thurinus el 23 de septiembre de 63 a.C Octavio fue adoptado por su tío abuelo Julio César en el 44 a. C. y luego tomó el nombre de Cayo Julio César.