El presente reportaje, acerca de la emancipación de Anastasio Aquino, sigue el ciclo que se inicia con “Vida y muerte de Oscar Quiteño” , en este mismo blog, y nos trae a colación, una de las historias más impactantes de las emancipaciones populares en El Salvador.
Hace un par de horas, mis compañeras y yo, invitadas sin permiso a su casa, le hemos visto pasar, llevando en sus manos un veneno para hormigas (o sea, para nosotras).
Es la pregunta del momento. Todo el país se la hace. Pueden los hechores de barbaries en épocas de Guerra Civil Salvadoreña ir presos? Pueden los que se apropiaron o mal usaron fondos del Estado ir a parar tras las rejas?
Mirá bicho, yo sé que es lo mismo de siempre esto que te espicho, pero este país es de malandras un nicho, todo lo que digas quedará en entredicho, y hasta tratarán de hacer verdades de mentiras que nunca has dicho …
Esta vez vengo cansada, de cargar el título de “mi amor”,
no me llames así, tú por favor solo atraviesa mis sentidos
con caricias, dejemos los preámbulos y estremece mi piel
vengo con ganas de comerte a besos
Al fin tenemos una excusa distinta a “yo pasando iba y estos … a saber … la agarran con uno”, que decora los noticieros de nuestras radios y TV cada vez que atrapan a un ladrón, hoy la onda son los genes.