Cuando el psiquiatra intentó encontrar las causas o el origen de lo que con el tiempo se convertiría en mi depresión, llegó a la conclusión de que fue por la suma de una serie de eventos desafortunados y pérdidas de personas muy cercanas y amadas de quienes tuve una gran dificultad para aceptar su partida y dejarles ir.
Lo que sucede es que las películas y series de vaqueros (que ya ni salen, por cierto, los cowboys fueron muertos por los “reality shows”), nos metieron mil y un preconceptos en la cabeza sobre el indómito Oeste …
… sobre el Far Far West …
Resulta que dicen, que dijo que “el diablo más sabe por viejo, que por diablo”, puede ser … pero orillando mi sexto piso, y con un cúmulo de formación académica y profesional encima, hay cosas que sé no por diablo, no por viejo, sino por haberlas estudiado y puesto en práctica.
Este asunto de lo largo … de los nombres, da para escribir cinco o seis posts sin lugar a dudas y nos quedamos cortos … por lo largo.
Se apellidan Batres, Perdomo, Portillo. Gallo, Velásquez, Ruiz, Robles, Ramirez, Bonilla … y varios otros que se han encargado, y se encargan, a lo largo de los tiempos, de devolvernos la felicidad, la alegría, la ilusión a los salvadoreños.
Esto es para ti, mi siempre sol atrapado en el pasado
Tu el que me perdías en la realidad,
Tu mi refugio de deseos seguros y constantes ....