En 1944, el Dictador Maximiliano Hernández Martínez, después de la emancipación de todo el pueblo salvadoreño, con huelgas de brazos caídos, levantamientos públicos, verdaderas manifestaciones populares, entendió, que El Salvador ya no lo quería más como Jefe de Estado, que ya se había cansado del “brujo de las aguas azules”, por lo que después de aferrarse al poder … renunció en un comunicado y se despidió con esta frase …
No hay silencio en esta noche fría
no hay silencio en este amor desesperado
Supuestamente, la invención del beso se le achaca a los franceses, por aquello del “beso francés” lo que parece ser falso, según veremos … pero suena irónico que el estudio de los peligros de besarse, surjan de una investigación hecha en la misma Francia ¡!??
El líder mundial, después de una jornada agotadora, en la que había decidido la invasión armada de dos naciones (una latinoamericana y una africana, en nombre, por supuesto de la democracia), luego de derrocar a un dictador en Asia y aumentar los intereses moratorios de la deuda externa a niveles de ahogo, para recuperar el déficit fiscal, como a eso de las ocho treinta de la noche, se retiró a su recámara de descanso.
Al cambiar la página
la escena se desvanece
se pierde
se disuelve
hace un “fade” a azul.
Yo sé que es tarde, pero bien … como hubiera querido ser hijo único!