
Uno de los empleados del taller, Bermúdez, pidió para irse dos horas antes. Eran las tres y todavía le faltaban por cambiar cuatro bujías.

Jesús gritó con voz fuerte: “¡Lázaro, sal fuera!” Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelta la cara en un sudario.
San Juan, 11-45

Es una práctica deleznable, que funciona recurrentemente en nuestro país desde hace 50 años e igual que el conejito de Energizer … it keeps going and going and going …