Habían terminado las celebraciones de las Fiestas titulares de Nuestra Capital en honor al Divino Salvador del Mundo, dos días antes, agosto de 1951, las últimas procesiones características de la época solo dejaban los despojos y residuos de siempre sobre el Parque Bolívar (Barrios).
Y era lo que solemos llamar … “la novia de todos”, una mujer llena de sueños, cómo explicarlo sin decir la palabra? Realizaba trabajos nocturnos y no precisamente de enfermera en un hospital, alquilaba sus besos y vendía romances en camas de moteles y pensiones…
Entre 1945 – 1950, comenzó en nuestro país, la labor – a veces institucional, como en el caso de Cihuatán, otras veces particular, como en el caso de Tazumal – de preservar, descubrir y excavar los antiguos centros y sitios ceremoniales/habitacionales arqueológicos de nuestro país.
Es como en un “Big Brother” concebido en la más febril fantasía de George Orwell, los salvadoreños somos vigilados, espiados, señalados, apuñalada nuestra privacidad a diario y sistemáticamente.
Por si las moscas … salimos en defensa del famoso insecto, antes que por aquellas bobadas de la vida, por no tener la boca cerrada … no vaya a ser que nos terminemos tragando una.
Hubiera sido eso, simplemente, una fotografía ínfima en el periódico, con un pie de página cualquiera, de los que hablan de cualquier conflicto empresarial o análisis financiero del país, porque ahí apareció, en finanzas, no en espectáculos ni en la lista de morosos ... no, en finanzas y negocios
Y me hubiera importado realmente un corno, es más, ni siquiera es una fotografía grande o relevante, chiquita no más, en medio de otro tanto de fotografías chiquitas, nada destacable, con un comentario de a saber qué problema, donde varios esgrimen su opinión, una foto .. mal enfocada para colmo, pero foto al fin ...