Esto del olimpismo, está lleno de rincones, vericuetos, suspensiones por motivos políticos (la Olimpíada de Berlín 1916 no se realizó por la 1ª Guerra Mundial) y otros …
El presente reportaje, acerca de la emancipación de Anastasio Aquino, sigue el ciclo que se inicia con “Vida y muerte de Oscar Quiteño” , en este mismo blog, y nos trae a colación, una de las historias más impactantes de las emancipaciones populares en El Salvador.
Cuando la silla Vaticana queda vacante, o se celebra un aniversario papal, todos los ojos se vuelven al intrincado mundo de la elección del nuevo sucesor de San Pedro, surgen preguntas, buceos en la historia, y más de uno me ha preguntado en estos días … mirá chele, hubo un papa mujer ? quien fue la Papisa Juana ? Existió o es simple mito ? Porque la Iglesia Católica no la enumera en su listado oficial de papas … ?
Que estamos todos locos, es un hecho, que siempre ha habido locos lindos, locos peligrosos y locos en riesgo de entrar a la normalidad…. también.
Uno de los casos de supervivencia extrema, que más me han impactado en la historia, es el de Ada Blackjack … la historia a veces, suele ser cruel.
Nacimos en los 60´s, sin Gardel pero con Jagger ...
El estudiantado de los setentas, en toda América Latina, estaba en ebullición, era revolucionario por imitación y en pocos casos por convicción, prueba de ello es que pocos de sus líderes pasaron a planos mayores.
(Investigación dedicada con respeto a la afición del FAS, la que incluye a mi esposa Tania y mi hija Adriana).
Muchas veces, he hablado con amigos, fanáticos del FAS, con quienes siempre íbamos al Quiteño, a pelearnos en los FAS – Firpo, a ver quién gritaba más fuerte, y si Firpo ganaba en Santa Ana (cosa que hicimos varias veces).
La oscuridad no le preocupa. Le preocupa la luz. La oscuridad es solamente ausencia de luz. Pero la ausencia sí le preocupa. La preocupación no. Le es indiferente. Sin embargo, la indiferencia, a Ana le preocupa muchísimo.
Y a decir verdad, es un caso de la vida real, del cual obviamente jamás voy a decir nombres, pero quiero narrar la historia, simplemente, para que sepamos, todos, sin distinción de género, que estas cosas… suceden.