Nos recontrafascina, ahora que está en cuartos de final nos emociona hasta los tuétanos, se juega a doce mil kilómetros de distancia, y por supuesto … no participa ningún equipo nacional (y de donde?).
Los pantalones tan americanos, tan pro USA, tan del vaquero de Marlboro y de los buscadores de oro, tan guantecito donde se enfundan, las más bellas y esbeltas figuras femeninas que nos provocan chorros de baba …
Parece hasta cuento que sea el mismo país, el nuestro, que es incapaz hoy de proteger y dar seguridad a sus ciudadanos y dse contradice descaradamente sobre su hipopótamo, el que a mediados del siglo XIX ansiaba cultura, pedía cultura, podía pagar cultura (auge del añil y entrada del café) …
Y la controversia va más allá del hecho que separadamente, dos inventores hayan presentado independientemente en las oficinas de patentes de los USA, el mismo invento (el teléfono) a la misma hora con distintos husos horarios, abarca toda la rumorología (para que vean que no solo en El Salvador somos adictos al chambre) que acarrea el suceso.
Que los Estados Unidos siempre han sido grandes productores de tecnología lo sabemos, pero que inicialmente las ideas han sido desarrolladas por otros países, y se han comprado, adquirido derechos y luego desarrollado en USA … también es una realidad.
Y ya lo era en aquellas doradas y convulsionadas épocas de finales de los setenta y albores de los ochenta, una Radio Femenina que proyectaba, desde el muy humilde y proletario AM (era todo lo que había ..men) …
"Si Dios existe, al menos hay un ser cuya existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido, por ningún concepto, y este ser es el hombre. No hay naturaleza humana porque no hay Dios que la conciba" (Jean Paul Sartre).
Fue esa época cuando la Sociedad Mundial de las Naciones ya no nos aguantó más, ya nos habían advertido una vez … “si siguen con esas chanchadas, corrupción generalizada, a la papa la papa …, megáfonos, inseguridad, escándalos y cortinas de humo se me van mucho … fuera del planeta”.
“Un día, todos los elefantes se reunirán para olvidar. Todos, menos uno” (Rafael Courtoise)
Carlos Marx era cualquier cosa menos un proletario, nació en un hogar muy burgués y era amante de la buena mesa, los buenos vinos, y jamás durmió en camas duras sino en colchones blandos …