
Siendo infantes, niños indómitos, peludos, medio hippies y rebeldes de los 70s, alguien nos inculcó en nuestra mente infantil la idea de que cada vez que sonábamos la nariz, estábamos expulsando neuronas, y que debía tener cuidado porque tenía un número limitado de neuronas con las que trabajar … tal vez por eso, crecimos tan descerebrados ….

Malas palabras son hambre, miseria, holgazanería gubernamental oficial, compra de diputados, corrupción, pueblo muriendo en cuotas lentas por falta de medicinas en los hospitales, desnutrición, mortandad infantil de 70.5 niños por cada mil ...

Por qué nuestro cuerpo toma sus propias decisiones sin siquiera consultarnos? Que acaso no somos parte de nosotros mismos? De donde y de cuando acá esta irreverencia de hacer lo que les da la santísima gana sin preguntar?

La cita del Libro de los Hechos de los Apóstoles me parece ideal para estos días gloriosos que nuestro país vive … la Beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.