
Como un día cualquiera
me viste, te ví, me miraste
como un niño mira a su madre
después de una larga espera,
Ante todo, debo dejar constancia de que mi fe es absolutamente inquebrantable, tan inquebrantable que puedo decirles a los que van a leer estas palabras, que cualquier cosa puede caer por zancadillas ... menos la fe .
Adela (42 años, muy preparada académica mente, muy buen ver) lo pensó un par de horas, pero en esas
condiciones, no había mucho que pensar.