
Augusto, a gusto en Agosto (que todavía no se llamaba como tal sino Sextil, y de eso se trata esa historia), se regodeaba en su reclinatorio en el Palacio Palatino, refrescándose sus imperiales gónadas con hojas de palma que batían esclavos y esclavas númidas (por las dudas, nunca se supo bien para que lado pateaba el tal Octavio Augusto).

Yo te encontré
en el mismo sitio donde estaba perdido
a dos cuadras de mi soledad
Iba buscando
un horizonte perdido
pero naufragué en mi mismo mar …

A manera de resumen
comunico que estoy
contando cuanto falta para que hoy …
deje de ser hoy …

Que estamos todos locos, es un hecho, que siempre ha habido locos lindos, locos peligrosos y locos en riesgo de entrar a la normalidad…. también.