
(“Inclusive el alcohotest tiene algo positivo”. Un optimista).

Ahora después de vencer el tiempo, ahora que los deseos renacen en mi piel te beso y te siento...
Te beso y me pierdo en tu beso, ese irrepetible, inconfundible que no precisa de antesalas para borrar los silencios.
“Nunca discutas con un idiota, la gente a tu alrededor puede no notar la diferencia” (Emmanuel Kant).

Nos quedamos hablando del grave problema de la escasez de asientos y la abundancia de bolos en los cócteles, las estimadas señoras y señoritas que poseen un buen busto y lo “presumen” (como se dice ahora aunque no tenga nada que ver) terminan con un chorro de baba en el escote de tanto borracho que les pone la cabeza en el hombro … nasty!

"Cuando carajos va a dejar de llover?” (Noe. Año 9545 a.C)
Cuando Magdalena tenía 14 años pensaba que el mundo no era injusto. Que íba a vivir hasta viejita y que lo peor que le podía pasar era que su mamá (mujer de carácter férreo) no la dejase ir a alguna fiesta con el “noviecito rubio de ojos azules y con dinero” que algún día habría de aparecer.