Es exactamente lo que un hombre como yo
no necesita
la negación de mis afirmaciones
el “nunca jamás” de las condiciones
de mi madre:
Augusto en Agosto (que todavía no se llamaba como tal sino Sextil, y de eso se trata esa historia), se regodeaba en su reclinatorio en el Palacio Palatino, refrescándose sus imperiales gónadas con hojas de palma que batían esclavos y esclavas númidas (por las dudas, nunca se supo bien para que lado pateaba el tal Octavio Augusto).
Con el pasar de los años nos vamos dando cuenta de la inminente verdad, sobre como nacimos originales y moriremos siendo copias, lo digo porque recuerdo que hace algunos años acompañé a mi padre a nuestro coloso (Estadio Cuscatlán).
Claro, era una época de escuela primaria salesiana, donde el Real Madrid y el Barcelona ya existían, pero solo nos enterábamos que pasaba con esos equipos por un anuncio ínfimo en el periódico de los lunes …*
Hace poco rescaté de la basura una vieja y querida Léxicon 80 flamante y pesada. Llena de pedazos de lechuga, orines de perro y cubrebocas usados.
El Día de San Valentín es un momento para celebrar el romance y el amor y la lealtad de los besos. Pero los orígenes de este festival de dulces y cupidos son en realidad oscuros, sangrientos y un poco confusos.