Te pido un imposible, algo raro,
eso que condenó nuestro deseo
al baúl del recuerdo prohibido
Cuatro siglos atrás la pluma de Cervantes nos describía al “Caballero de la triste figura” un quijote obsesionado por novelas de caballería que se dirigía a su amada, en tierras de La Mancha de la siguiente manera: "Soberana y alta señora... amada enemiga mía...".
Mis hijos, de vacaciones y dedicados al ocio, con sobredosis de TV (Grande Cerati !), al llegar a casa, tarde en la noche y agotado, me reciben con la pregunta …
Hablame cuando te hablo, no te hagas el pendejo, sabés bien que soy tu espejo y a mí no me podés mentir.
Se acuerdan aquellas épocas cuando nos decían a los varones en la escuela, los profesores, o los sacerdotes en las Iglesias que si nos masturbábamos íbamos a terminar con pelos en la palma de la mano?
Años previos a su muerte, Napoleón se jactaba de "no haber amado jamás a nadie, tal vez a Josefina...si, un poquito".