Es una de aquellas historias que te dejan pensando …como? Y de donde? Y surge la magia …
La señora levantó su vista sobre sus anteojos, dejó el bordado un segundo, miró a su hija … envuelta en llanto, y le dijo.
Que poca suerte la de Cristóbal, no pegó en ningún oficio, así que siendo un navegante discreto, del medio de la tabla nomás y teniendo habilidad para parar un huevo, le vendió a la Reina Isabel la idea de que podía descubrir la ruta a las Indias, cerrada por los Otomanos …
Otra vez … noche de sábado y que más da? De nuevo se vuelcan las cervezas en las tambaleantes mesas improvisadas de las ventas de la Plaza y alrededores, acomodadas en la calle, donde la ciudad llora lágrimas y las confunde con el sudor en Usulután …
“Murió haciendo señas y nadie lo entendió…”
(Magaldi y Pesce letra del tango “El Penado 14”).