El enamorado, despechado y abandonado, aquel que entregó su vida por amor y espera en vano el regreso de quien se fue, el que masculla versos y canciones sin sentido sin sentido y entabla pláticas con el cielo falso, mira fotos viejas y se pone a llorar …

En que cabeza cabe dejarme solo?
En que cabeza cabe dejarme así?



Que poca suerte la de Cristóbal, no pegó en ningún oficio, así que siendo un navegante discreto, del medio de la tabla nomás y teniendo habilidad para parar un huevo, le vendió a la Reina Isabel la idea de que podía descubrir la ruta a las Indias, cerrada por los Otomanos …

-¿Vos y yo hacemos el amor o simplemente tenemos sexo? Cuestiono él.
-Creo que ninguna de las dos.
Paso a detallar a continuación, el sucinto informe de mi situación, estoy aquí… encerrado entre estas paredes y oprimido por el cielo falso, pensando en tí… como si aún me amaras.