El dueño de la calle (Parada, Agustín Marcelo) terminó de sacar el papelito del bols y le tocò el “1” o sea, iba de primero, rompiendo camino con la Suburban Negra, blindada, sin placas, una de las cuatro que integraban la “caravana de la muerte” del Funcionario.
Debo ser sincero
ya no te esperaba …
Aunque no he descolgado tus retratos
Ni he guardado tus fotos
como es fácil darte cuenta …
- Sabés que no soporto de ustedes los hombres ? – me tiró a la cara con actitud de sentencia una buena amiga – no soporto que se “acomoden” en público …delante de nosotras …
Permítanme que les cuente, algo que me ocurrió de niño, en un San Salvador bisoño, pueblo chico, infierno grande, y que ha marcado mi vida a fuego.
Sucediò que según nos cuentan los cuentos, las leyendas y los libros, aunque las fechas no siempre coincidad, que por aquellos días salió un edicto de César Augusto para que se empadronase toda la población, y la gente acudía a censarse en su ciudad.
Suele ocurrir en el momento más inoportuno, digamos … un grupo de amigos, amigas (que las mujeres son filosas para este aspecto), te pega el grito al verte entrar, de lado a lado de un antro y justo cuando la música hace silencio.
Se acabó, no va más, ya no sos una niña aunque te empeñes en aparentarlo … sos una mujer, y más bien una mujer que en fachada externa … tiene un hálito de madurez.
El día previo, 21 de mayo de 1960 a las 6:02 hrs. se produjo en Concepción, al sur de Chile, un violento terremoto que según testigos, tuvo dos direcciones de vibración, primer NE y después NW. El epicentro estuvo en la Península de Arauco a 50 km al SW de Concepción y a unos 25 km de profundidad. La mayoría de la población dormía y tuvo un brusco despertar. Tuvo dos réplicas posteriores.