Es como en un “Big Brother” concebido en la más febril fantasía de George Orwell, los salvadoreños somos vigilados, espiados, señalados, apuñalada nuestra privacidad a diario y sistemáticamente.

Todavía nos recuerdo, tu y yo y una amiga del lado de afuera de la puerta de juncos, avisando si alguien venia, tratando de hacer o deshacer el amor frenética y sudorosamente, mientras ahogábamos nuestros gritos y jadeos escuchando Radio Saigón.
Necesitamos tener unas gónadas del tamaño de un huevo de avestruz; el empuje y la garra de un jugador de la Selecta de Playa, es más, tres pulmones como tienen los guerreros de playa.

Este nuestro mundo avanza a ritmo cada vez más acelerado, el desafío de adaptarnos aumenta y las consecuencias de nuestra resistencia al cambio producen desastres …el mundo se reinventa, en nuestro país parece que no nos damos cuenta …

Un día me dice mi esposa que tenía una especie de sarpullido en una pierna, ya antes había tenido ese problema y no eran más que unos cuantos puntitos, y pensamos que ya pasaría como en otras ocasiones. Para sorpresa pasaron tres semanas y no había alivio, más bien lo que eran unos puntitos, se había extendido por toda la pierna.

Yo persisto, insisto, desvisto … luego existo; pero existo, no desisto, sigo mi rosa de los vientos, con intentos de nunca desviarme del lado iluminado de mis tiempos …