
Todavía nos recuerdo, tu y yo y una amiga del lado de afuera de la puerta de juncos, avisando si alguien venia, tratando de hacer o deshacer el amor frenética y sudorosamente, mientras ahogábamos nuestros gritos y jadeos escuchando Radio Saigón.

Éramos una cofradía de pre púberes revoltosos, terror de la escuela, pánico de la colonia, pero en la manera que se era revoltoso con 11 años y en los 70´s o sea, nuestros máximos delitos eran tocar el timbre de una casa y salir corriendo hasta la esquina ..

Has sido el deseo por convicción
el refugio pleno de mi piel

Como te lo explico?
Es simplemente algo que siento
y lamento

El líder mundial, después de una jornada agotadora, en la que había decidido la invasión armada de dos naciones (una latinoamericana y una africana, en nombre, por supuesto de la democracia), luego de derrocar a un dictador en Asia y aumentar los intereses moratorios de la deuda externa a niveles de ahogo, para recuperar el déficit fiscal, como a eso de las ocho treinta de la noche, se retiró a su recámara de descanso.

El padre estaba sentado leyendo el periódico matutino, oyó que el microbús escolar dejaba a su hijo en la puerta de la casa, se levantó a recibirlo y los dos se saludaron, tenía un hijo preadolescente entre los 12 y 13 años de edad, es su orgullo, como padre se sentía realizado por tenerlo, el hijo se fue a cambiar de ropa, se puso una más cómoda, bajo a la sala donde estaba el padre y le dijo:

Mis labios besan la base de tu nuca, estás dormida, sí ..como siempre, como últimamente, o como es tan frecuente en estos últimos tiempos … besan suave y sutilmente, esa piel … esos poros … por donde solían, hace años, estallar fuegos artificiales … al simple roce de un beso.
Bien recuerdo, una noche en una camastrón gigante de los que había en casa de mi abuela, 9 o 10 años, no podía dormir, y me dio por calcular que edad iba a tener cuando llegara el Siglo XXI.
Mientras Hamparzún (Karadayiján) transformado a Karadagián, un joven armenio con buen capital, producto de los negocios cárnicos de su padre, huía de Armenia a Buenos Aires en la Primera Guerra, Paulina Fernández, sevillana y de peor suerte en cuanto a fortuna era enviada a la misma ciudad en los albores de la revuelta civil española …

Por extraña transmutación, terminé convertido en un grano de arena, cualquiera, en una playa de las múltiples playas del planeta.