La noche brillaba con todo su esplendor, abajo, las luces de la ciudad iluminan caminos desiertos que pareciera por un momento que dan al mismo sitio, un par de sombras invaden las aceras. Arriba, las estrellas titiritan quizás de frío. Los Domingos tienen la magia de terminar demasiado pronto. Esta conversación se lleva acabo detrás de las paredes de una casa en particular.
Tuve a Dios, y tuve fortaleza para desafiar al diablo, tuve un hogar y éste era remanso de descanso de mi ser exhausto reposando sobre tus rodillas, tuve canciones y tuve poesía, tuve verdades y tuve mentiras, tuve sueños y tuve desvelos, tuve problemas y siempre tuve soluciones, tuve la sabiduría que emanaba de tus palabras, la calma que emanaba de tus manos, y la guía que emanaba de tu ejemplo… es tan solo parte de todo lo que tuve mientras te tuve…
Pues, pudo más el deseo de … que la continencia a ...
Yo era un perrito de color negro con parches blancos en todo mi cuerpo, fui secuestrado o quitado por unos niños de una camada de 6 perritos que habíamos nacido en plena calle. Me acobijaron en una casa donde era la atención de los niños y los padres, recuerdo que fue una discusión cuando quisieron ponerme un nombre, salieron a relucir nombres de emperadores romanos, reyes, artistas, políticos, al final me pusieron un nombre desconocido y creo que hasta inventado, desde entonces soy conocido como “Blandin”, todos me llamaban por ese nombre: “Blandin”.
- - No puedo prometer serte fiel toda la vida – dijo Margarita, mirando la cara de David, con quien se casaría al día siguiente por lo civil y dos días después por la Iglesia.
- - Que … me ..?. - David no pudo responder nada.
- - Que no puedo prometerte serte fiel David …
Moriré de un cáncer terminal
un día lunes por la mañana
tal vez en el asalto a una sucursal
por una bala equivocada
Creo que las noches frías traen consigo caricias de melancolía, que el masoquismo es una prueba de amor sincero, que no hay propuestas decentes en una mirada indecorosa, que el olvido es una excusa que no existe. Creo en el dialecto de las miradas, en los poetas sin musas, en los “para siempre” aunque siempre terminen. Creo que las manos tienen su lenguaje en las caricias, que la luz roja del semáforo está diseñada exclusivamente para besar a la persona que amamos, que no hay abrazo de despedida que no se lleven un poquito de uno.
Cada vez se van enredando más y más, unas caricias que lento han ido perdiendo el camino, para llegar a su destino final.
Dicen los analistas , que el hecho de que yo escuche a Silvio Rodríguez, deja ver en mí, de inmediato, una leve tendencia izquierdosa.
Telefonazo matinal, domingo por la mañana, cuando todos duermen, es señal de alarma … y algo grave, seguro !