El Papa Francisco nos pegó un jalón de orejas … “tratemos de vivir una Navidad menos mundana”.

Existe un lugar donde existo
morada donde no moro
habitación que no habito
donde no soy
donde no vivo
lugar en el que
a fuerza de convocar la corriente
de la memoria
naufrago en el río del olvido.

El periodista se dirigió al oeste del país, haría un reportaje en un pueblo muy alejado de la capital, oyó que en ese pueblo nadie hurtaba o robaba algo, le pareció que era una buena historia y a la vez haría el reportaje, decidió desplazarse hacia allá para corroborar e investigar sobre ese hecho, recorrió en su auto varios kilómetros hacia el oeste, al cabo de 6 horas notó un letrero que anunciaba la llegada al pueblo, el letrero estaba en color verde las letras en color blanco justo debajo de éste otra inscripción que decía: “No Robarás”.

Si no me hubiera reventado la cabeza contra aquella puerta de vidrio, 17 puntadas, una cicatriz que medio me tapo con el pelo, tal vez nunca hubiera aprendido a caminar viendo para adelante.

No te puedes ir aun, aun no me has hecho el amor por tercera vez, aun no me besas la boca a lo loco y casi nunca es la boca sabes, es el alma, es la mejilla, es la mirada, es decirte mi nombre y que me digas el tuyo cuando estas adentro de mi.
Hoy mi cerebro tiene día libre, ya ratos que lo andaba mereciendo...
no tolero nada, ni siquiera estar conmigo, se han declarado en huelga mis sentidos

Recuerdo ese día era el que más esperaba con ansias una alegría me embargaba todo el cuerpo, era un adiós a las tareas, exámenes y demás compromisos que como estudiante era la única responsabilidad que tenía, en fin tres largos meses para descansar, haraganear, jugar.
Aquel instante, del 16 de julio de 1950, cuando Alcides Ghiggia, con el marcador Brasil 1 Uruguay 1, clavó en el ángulo derecho el gol para subir el marcador a 2 para los celestes y pocos minutos después, consagrar a Uruguay campeón del mundo por segunda vez …

Aún más cerca en tiempos, de los crímenes de Jack el Destripador, cuya identidad nunca fue descubierta en aquel Londres Victoriano, en los sesentas, la policía nunca supo si Albert DeSalvo, asesino confeso, fue realmente el estrangulador de Boston.
Cuenta la leyenda que hay todo tipo de anecdotas sobre el origen del sorbete, es más, existe desde épocas … que ni siquiera existía la refrigeración ….