Me fascinan tus besos,
fundidos con los besos míos...
Como un día cualquiera
me viste, te ví, me miraste
como un niño mira a su madre
después de una larga espera,

Tirada en mi cama con una sonrisa
totalmente debilitada por tanto deseo de ti
No esquives tu hombría de mi ser
átame despacio a tu silueta,
apriétame con el calor de tus manos como brasas prendidas
Ya son las 5:50
no te apartes de mí

No hay silencio en esta noche fría
no hay silencio en este amor desesperado
Quemaste con tu calor cada poro de mi piel,
en la que tatuaste con besos interminables
tu nombre en mis deseos...


—Ella dijo que me fuera a la mierda; por eso fue – replicó Quique.
—Eso es mentira, porque yo no le dije eso, porque soy una niña, no un
varón. – dijo como siempre muy firme Mabel.
“Los que nunca nadie sabe, de donde son …” (Roque Dalton).